El 17 de enero de 1958 alcanzó la criticidad el primer reactor nuclear latinoamericano, construido por tecnólogos argentinos en tiempo record, en el Centro Atómico Constituyentes.

Si bien se inspiró en un diseño estadounidense, tuvo drásticas modificaciones y el combustible fue enteramente de diseño nacional. Esto constituyó un hito, sólo 18 años después que Fermi consiguiera la primera reacción nuclear en cadena controlada, en Chicago en 1940. La historia del reactor acompañó la formación de generaciones de reactoristas que habrían de participar en los proyectos relevantes de reactores de potencia argentinos, Atucha I, Embalse y Atucha II. Aún hoy el reactor se utiliza, entre otras actividades, como reactor de enseñanza en las carreras y cursos de nuestro Instituto.
Nuestro sentido homenaje a los pioneros de la energía nuclear en el país y a todos los que los siguieron e hicieron posible este presente, manteniendo firme la convicción de que la independencia tecnológica y la formación de las nuevas generaciones en la multiplicidad de saberes que requieren los proyectos nucleares y sus aplicaciones, es un condimento indispensable para conseguir el país inclusivo que todos queremos.